Esta es una de las preocupaciones más comunes que tienen las familias. Que un niño no quiera comer puede convertirse en el tema central de todas las conversaciones y llegar a convertirse en un conflicto familiar. Para que esto no pase lo primero que tenemos que saber es que es normal, les pasa a muchos y sí tiene solución.
Los niños comen por necesidad, no por obligación, y esta premisa la debemos tener siempre presente. Es importante enfocarnos en lo que queremos lograr, sin cantaletear, sin amenazar y tener mucha paciencia. No es fácil ver a tu hijo sentado en la mesa diciendo “no” a todo lo que le ofreces, pidiendo otro tipo de comida o llorando porque eso “no le gusta”, por eso hoy queremos darte algunas recomendaciones para generar un ambiente tranquilo y seguro para que los niños quieran y puedan alimentarse sin entrar en conflicto diariamente.
Comer sano y bien no es una tarea fácil. Debemos tener paciencia y persistencia antes de “tirar la toalla”. Es importante no atormentarse pensando “no comió, debe tener hambre, pobrecito”. Los niños van a comer por necesidad y nosotros como adultos debemos tener la capacidad de estar tranquilos y confiados en que estamos haciendo bien la tarea de alimentarlos sanamente y no ceder a darles solo lo que quieren comer. La única forma de que prueben otros alimentos es ofreciéndoles. Desistir, es privarlos de la posibilidad de probar nuevos sabores, texturas y olores.
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