Ofrecer menús variados y nutricionalmente densos, en un ambiente de disfrute, donde las niñas naturalmente tienen autonomía sobre las cantidades que deben comer, según su apetito y necesidad, pero donde yo podía tener un poco de control sobre los menús, horarios y demás aspectos que consideraba que eran importantes”
Soy madre de dos niñas de 10 y 9 años. Cuando ellas eran bebés y me llegó la hora de ofrecerles comida, supe que la alimentación iba a ser un aspecto prioritario en su salud y que la manera como ellas comieran durante su primera infancia marcaría su bienestar para toda la vida. Esto no solo porque de la nutrición dependería su desarrollo y crecimiento, sino porque también influiría en sus hábitos en el futuro.
He disfrutado la comida toda la vida, y me considero alguien que come de todo. A la hora de comer, trato de seguir mi propio instinto, evitando etiquetas en cuanto al tipo de dieta que sigo. Me parece importante enseñar a mis hijas a comer de manera balanceada, pero permitiéndoles disfrutar del proceso de aprendizaje y sobre todo evitando peleas y prohibiciones desde el principio.
Para todo esto, me ayudó mucho conocer trabajos como el de la nutricionista de familia Ellyn Satter, quien ha desarrollado el modelo basado en la división de responsabilidades, donde los adultos somos los responsables de ofrecer estructura a través de comidas balanceadas, horarios definidos, etc. Pero son los niños, en base a lo que se les ofrece, los que eligen qué comen y en qué cantidad. También llegó a mis manos un libro maravilloso escrito por Karen Le Billón, quién, de manera divertida, enseña a instaurar hábitos en casa. Este libro me permitió ofrecer menús variados y nutricionalmente densos, en un ambiente de disfrute, donde las niñas naturalmente tienen autonomía sobre las cantidades que deben comer, según su apetito y necesidad, pero donde yo podía tener un poco de control sobre los menús, horarios y demás aspectos que consideraba que eran importantes.
A continuación, comparto 7 tips que me han ayudado a poner en práctica lo anterior, y que, si bien no ha sido un proceso para nada perfecto, siento que ha valido la pena, pues mis hijas valoran comer en familia, conocen sus límites y, aunque una más que la otra, se aventuran a probar cosas nuevas, comen variado y disfrutan por igual la comida nutritiva y la menos nutritiva.
María Paula Navas
@sanacomilona
En nuestro jardín infantil Origami Antigua creamos experiencias para que los niños se relacionen de forma autónoma y creativa con el conocimiento.
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